Escaseando entre 1868 y 1870 los
recursos para mantener el nivel de obras emprendido con anterioridad, los comerciantes
sevillanos al amparo de la nueva legislación en materia de obras públicas solicitaron
al Ministerio de Fomento la creación de la Junta que se encargase de la dirección
y conservación de las obras ejecutadas.
Por Decreto de 25 de noviembre
de 1870 se autorizó la creación de Juntas de Obras el Puerto, encargadas de la
ejecución de las obras y dotadas de arbitrios y recursos especiales con que llevar
a feliz término su misión. Desde 1853 hasta este momento, las sumas invertidas
en las obras realizadas fueron de casi ocho millones de pesetas en la mejora de
navegación y de casi seis en el puerto.
La mitad de esta importante
suma fue sufragada por el estado mediante el establecimiento de convenios, y la
otra mitad por la Diputación Provincial, el Ayuntamiento y los comerciantes sevillanos
aunque, en puridad, sólo estos últimos, además del Estado, cumplieron con el compromiso
de entregar tres millones, cantidad mayor de la asignada en el acuerdo inicial.
Entre 1871 y 1879 en que Jaime Font está al frente de las obras, los
desórdenes políticos y la mala situación económica provocaron un freno de la acción
emprendida, limitándose a mantener el estado de la ría tal y como la había heredado,
instalando una grúa fija de 40 toneladas adquirida a la casa Firbain de Manchester,
a construir los tres tinglados proyectados por éste y a adoquinar la mayor parte
de la zona de servicio.
Don Luis Gracián y Reboul tomará el relevo al
frente de las obras. Bajo su dirección, además de instalarse varias vías en los
muelles y seis grúas de vapor móviles compradas a la casa belga John Cockerill,
de 5 a 10 toneladas de potencia, concluyó la Corta de los Jerónimos, la mayor
obra hidráulica emprendida hasta el momento. Esta Corta se inició en 1860 con
al apertura de un cauce, de insignificantes proporciones y de 1694 metros de longitud;
en 1879 finalizó el ensanche del cauce primitivo, con 45 metros de anchura y 3
de profundidad.
De nuevo en 1881 se procedió a otro ensanchamiento con
una anchura media de 104 metros y una profundidad de 5,6, que concluyó siete años
más tarde. Esta obra revistió singular importancia pues evitaba tres bajos de
importancia: El de la Ermita, de la Mora y de la Abundancia, además de reducir
la distancia en 13 kilómetros por supresión de los meandros de la Ermita y el
Mármol.